A pocos días del comienzo oficial del verano de 1954, comienza a rodar el balón en lo que sería la 5º edición de un Mundial de fútbol. La sede es Suiza. En todas las quinielas aparecía el mismo ganador…Hungría. Un equipo de otra galaxia. Los Kocsis, Hidegkuti, Grosics, Czibor y su auténtica estrella, Ferenc Puskas, no habían perdido en los últimos cuatro años. Por el contrario, Alemania llegaba al mundial en fase de reconstrucción, debido en gran parte a la guerra acontecida tan solo 9 años antes y muy lejos del grupo de los favoritos.
Contra los pronósticos, Alemania llegó a la final donde se enfrentaría con los magiares mágicos, como se conocía a los húngaros.
Sin embargo, la selección teutona contaba con un as en la manga, un jugador de un solo club, el Kaiserslautern, con un palmarés insignificante y 34 años a sus espaldas. Pero, ¿Qué hacía especial a dicho jugador? Fritz Walter fue un combatiente de la II Guerra Mundial, en la que participó como paracaidista y fue hecho prisionero. Durante su cautiverio en Siberia, contrajo la malaria, por tal razón, los climas cálidos no le iban nada bien y solía jugar mucho mejor con lluvia y bajas temperaturas.
Aquel día no solo llovió, cayó el diluvio de Berna, aseguran las crónicas de la época. Dicen que Fritz Walter hizo un auténtico Partidazo. El capitán se comportó como un auténtico líder bajo una lluvia que cada vez era más intensa. La casualidad le brindó una tarde óptima para sus condiciones físicas. Después de comenzar perdiendo por 0-2, el marcador final de Berna anunció un 3 a 2 favorable a Alemania. Walter levantó la copa de las copas. Estaba empapado y feliz. “El milagro de Berna” se había hecho realidad. Alemania se había proclamado campeona del mundo después de unos años en que el país había sido excluido de cualquier competición internacional. La selección alemana no sólo ganó una copa del mundo: recuperó el orgullo de toda una nación.
Fritz Walter jugó al fútbol hasta los 39 años, siempre en el Kaiserslautern. Disputó 379 partidos y marcó 306 goles. Fue internacional 61 veces y marcó 33 goles con la selección. Jugó el Mundial de 1958 con 38 años y se clasificaron como el 4º mejor equipo del torneo. El estadio del Kaiserslautern lleva su nombre desde el año 1985.
A los 81 años, el 17 junio de 2002, en pleno Mundial, el trofeo que lo había hecho héroe, Fritz Walter abandona la cancha de sus hazañas. Su imagen en las pantallas gigantes de Corea y Japón, fue hasta reconocida por los más jóvenes, un mínimo apasionados del fútbol. Fritz Walter ya estaba en la memoria y en la historia del fútbol mundial
Una sola palabra para esta historia,épica,son las historias por las que merece la pena ser aficionado a este deporte,simplemente leiendo estos relatos se te ponen la piel de gallina.
ResponderEliminarPoco a poco iremos sacando del baúl del olvido esos héroes disfrazados de futbolistas. Gracias por la recomendación y no pierdas las costumbres.
ResponderEliminar