miércoles, 14 de marzo de 2012

LA RADIO SUECA.

   

    Si miramos al pasado, y en concreto a la selección brasileña, a muchos amantes de este deporte nos vendrá a la mente, nombres como Didí, Vavá, Garrincha, Zagallo o Pelé. Y hoy en particular me voy a centrar en uno de ellos.

   Manuel Francisco Dos Santos, era conocido por el apodo de GARRINCHA. Este es el nombre de un pájaro que vive en las selvas de Brasil, dicha ave es fea y torpe, pero increíblemente veloz. El futbolista era zambo, osea, hijo de africanos e indígenas. Con malformaciones al nacer: los pies le giraban 80 grados hacia dentro, tenía una pierna 6 cms más larga que la otra, además de la columna vertebral torcida y para terminar de añadir más problemas a su salud, era adicto al tabaco desde los diez años. A pesar de todo esto, no le impidió, sin embargo, tener una terrible arrancada y agilidad corporal que le permitió zafarse de los contrarios mediante engaños y regates patentados por él mismo.



 Se convirtió en uno de los jugadores más grandes que ha dado Brasil. Se proclamó campeón del mundo en el Mundial de 1958 y 1962, y además fue elegido el mejor jugador de este último torneo, superando al mismísimo Pelé. Jugó con la selección 60 partidos, de los cuales ganó 52, empató 7 y perdió sólo 1. Y un dato llamativo: nunca Brasil cayó con Garrincha y Pelé jugando juntos con la verdeamarilla. A pesar de ser un tipo divertido y amable apodado LA ALEGRÍA DEL PUEBLO, huía siempre de la fama, motivo por el cual le llevó a mantener una mala relación con Pelé.



 Entre sus anécdotas más curiosas están las siguientes frases:

   " Yo no vivo la vida, la vida vive de mí "

   A su entrenador instantes antes de la final de Chile 62:
   " Maestro, ¿ hoy es la final ? Ah, con razón hay tanta gente "
   Odiaba la fama. En una ocasión le dijo a una periodista cuando ésta le incitó a decir dos palabras en el  micrófono:
   " Adiós micrófono ". 

  Pero la que sin duda demuestra lo inocente que era, ocurrió en 1958 durante el Mundial en Suecia. 

   Un día en la concentración brasileña irrumpió Garrincha con una nueva adquisición, una radio a transistores, muy moderna e increíblemente costosa, más de cien dólares.
 

   Fue felicitado por todos sus compañeros, excepto por Mario Américo masajista de la selección brasileña de aquel tiempo, quien lo apartó y le dijo que había hecho un mal negocio, abusando de su inocencia e ignorancia le dijo que ese aparato no le iba a funcionar en Brasil ya que solamente transmitía en idioma sueco.
  Con gran ingenuidad, Garrincha encendió la radio y constató lo que decía el masajista, en todas las estaciones radiales, los locutores hablaban el idioma escandinavo.
   Luego de maldecir e insultar al vendedor del aparato, le cedió el radiotransmisor al masajista por cuarenta dólares y la promesa de que nadie se enteraría que Garrincha había pagado más de cien dólares por eso. 

  

   Garrincha falleció en la miseria, el 20 de enero de 1983 en Río de Janeiro, según los médicos como consecuencia de "congestión pulmonar, pancreatitis y pericarditis, todo dentro del cuadro clínico de alcoholismo crónico". Su velatorio se realizó en el estadio Maracaná, y su ataúd fue cubierto con una bandera del club que lo vio brillar, el Botafogo.





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