jueves, 5 de abril de 2012

VOY A PASÁRMELO BIEN.




No queridos seguidores de mi blog, no os habéis equivocado y estáis por error en un blog de los Hombres G. Seguiremos hablando de fútbol como de costumbre, pero he querido titular este artículo así, para demostrar que no siempre hay que optar por el camino de la concentración, la seriedad y la disciplina extrema para conseguir los éxitos más importantes. Para ellos os traigo esta vez la historia más bonita hasta el día de hoy en un torneo de selecciones a nivel continental, la Eurocopa de 1992.

Nos situamos. 1992. Suecia. Un año antes había estallado la Guerra de los Balcanes,  por este motivo la selección de Yugoslavia ya clasificada es expulsada del torneo, ocupando su lugar la segunda selección de su grupo…Dinamarca. Hasta aquí todo parece normal, pero existe un problema muy gordo. La mayoría de los 20 jugadores daneses convocados se encontraban de vacaciones, incluso algunos como Povlsen, Olsen ó Schmeichel que jugaban fuera de Dinamarca llevaban 3 semanas de vacaciones. Y su máxima estrella Michael Laudrup se negó a acudir a la cita por diferencias con el entrenador. Muchos problemas y poco tiempo. Su hermano pequeño Brian Laudrup que si acudió, llegó a comentar que sinceramente no estaban preparados para afrontar dicha competición, que terminarían haciendo el ridículo.



El entrenador Richard Moller Nielsen, los llevó a todos al campo de entrenamiento y les dijo:”ok chicos, vamos a ir a la Eurocopa…y vamos a ir a Suecia…para ganar”. Muchos rieron en ese momento entendiendo que era una parrafada del míster para subir el ánimo.

El torneo comenzó de forma  positiva, consiguiendo un empate 0-0 con la poderosa Inglaterra. El pesimismo llegó al enfrentarse y perder con los anfitriones por 1-0. En este momento muchos se vieron fueran del torneo, ya que el único resultado que les servía para estar en semifinales era la victoria ante la Campeona de Europa de 1984, la potente Francia de Amoros, Blanc, Deschamps, Papin, Boli, Cantoná, Petit, Luís Fernández, Anglomá… Pero se obró el milagro, Dinamarca venció 2-1 a los galos, y unos jugadores que habían acudido a pasar un buen rato en un torneo internacional, comenzaban a creer en sus posibilidades.

El camino seguía complicándose, el siguiente escollo era la actual campeona del torneo, HOLANDA. Van Basten, Gullit, Rijkaard, Koeman, Bergkamp…un auténtico equipazo. Cuenta el pequeño de los Laudrup que fueron mirados con arrogancia por los jugadores tulipanes como pensando de cuánto sería la goleada por la que  perderían. Craso error subestimar a los daneses. En un partido épico, Dinamarca se puso dos veces por delante en el marcador, pero la campeona empató a falta de 4 minutos. Muchos pensaron: “fue bonito mientras duró”. Al final todo se decidiría desde los lanzamientos de 11 metros. Y como siempre suele ocurrir, la estrella del equipo falla el penalty. Schmeichel le paró el disparo a Marco Van Basten, los daneses no fallaron ninguno y se plantaron en la final. Esta vez el héroe del ´88 se había convertido en villano. ¡¡¡ Dinamarca estaba en la final !!!




Como toda gesta importante, nunca hay nada fácil en ello. Y ahora esperaba la Campeona del Mundo, Alemania. Su alineación imponía más que respeto, Illgner, Reuter, Brehme, Sammer, Effenberg, Riedle, Klismann. Los primeros 15 minutos del partido fue un auténtico monólogo del equipo alemán y en cualquier momento se adelantarían en el marcador, pero en el minuto 18 Jensen después de un fuerte disparo al entrar en el  área adelantó a la selección danesa. A raíz de aquí, creció la confianza del equipo y se vio un partido más equilibrado. Varios días antes de la final y como un caso extraordinario la selección danesa le había concedido un permiso especial a Kim Vilfort, para ir a ver a su hija pequeña que padecía leucemia. La historia le tenía un lugar reservado a este jugador. Como si fuese un cuento de hadas, en el minuto 78, Vilfort hace un jugadón, recibe un balón, se la acomoda con el pecho, se mete entre los dos centrales alemanes y ajusta un zurdazo a la base del poste derecho de Illgner, haciendo inútil su estirada.



 Con el pitido final estalla la locura, la Dinamita Roja se había proclamado contra todo pronóstico CAMPEONA DE EUROPA. La estrella del partido sin lugar a dudas fue Peter Schmeichel con 3 paradas antológicas ante los delanteros alemanes.



 Los jugadores que participaron en esta hazaña recordarán siempre la alegría que les invadió entonces. Una victoria de un grupo de amigos, que sin contar con su máxima estrella, acudieron a la Eurocopa simplemente a pasarlo bien.

  Como curiosidad comentar que la Eurocopa de Suecia 1992 fue el primer torneo de fútbol de relevancia, en el que las camisetas de los jugadores  incluyeron sus nombres.




1 comentario:

  1. Anónimo4:53 p. m.

    siempre voy a recordar a este equipo...en el fútbol son 11 contra 11 y los nombres, cuando hay garra y corazón, pasan a un segundo plano.

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