Ayer mientras veía el partido de copa del Rey entre el Betis y la U.D.Las Palmas, me di cuenta de que a poco que haga este equipo, estará codeándose con los grandes en Primera División. Claro está, siempre que se siga cuidando la cantera y no se vendan tantos jugadores canarios.
Y recordé mi infancia visitando constantemente el viejo estadio Insular de Las Palmas, donde jugaba el equipo isleño.
Panorámica del estadio Insular de Las Palmas.
Postal de la época del estadio Insular.
Gracias a que un tío-abuelo era portero del estadio, pasaba por debajo de la barrera de la entrada y veía el fútbol gratis. Recuerdo ver al Athetic de Bilbao de Javier Clemente ganar 1-5 y proclamarse campeón de liga. Al Barcelona de Bernd Schuster, al Espanyol de N´Kono, al Atlético de Paulo Futre y Alemao. Pero hoy me voy a centrar en el partido del cual guardo más gratos recuerdos. Un partido que mis retinas conservarán hasta mi último aliento de vida.
29 de marzo de 1986, un día después de que mi hermano cumpliese 14 años, yo tenía 13 casi recién cumplidos. Solíamos llegar al estadio como hora y media antes, ya que la zona donde estaba ubicado el estadio es muy complicada para encontrar aparcamiento. A diferencia de hoy, donde los asientos vienen numerados y puedes llegar a última hora y sentarte, nosotros nos situábamos delante de la puerta con más de una hora antes de comenzar el partido. Preparado con las municiones, (pipas, coca colas, agua, bocadillos) y escuchando a los mayores hablar de sus cosas a nuestro alrededor. La cuestión era entrar de los primeros para pillar un buen sitio. A mi padre le gustaba desde siempre lo mismo que a mi, ver el fútbol desde las alturas, para tener mejor perspectiva del campo y allá arriba nos situamos. Salieron los dos equipos a calentar y lo cierto es que la gente estaba muy confiada en sacar un buen resultado, el equipo estaba jugando muy bien y ya el mes anterior cuando recibió al F.C.Barcelona, lo goleó sin piedad por 3-0.
El periódico del día siguiente.
Las alineaciones eran las siguientes:
U.D. LAS PALMAS:
Pérez, Juanito, Mayé, Sergio Marrero, Javier Campos, Chinea, Julio, Saavedra, Santis, Koke Contreras y Narciso. Entraría después Juani.
Y el REAL MADRID:
Agustín, San José, Gallego, Salguero, Camacho, Solana, Martín Vázquez, Gordillo, Cholo, Hugo Sánchez y Santillana. Entrarían después Míchel y Butragueño.
La primera parte fue muy disputada, con ocasiones para ambos equipos, pero sin oportunidades claras de gol. El peso del partido estaba repartido, Las Palmas ponía el corazón y el coraje y el Madrid el fútbol. Con lo cual se llegó al descanso con el resultado del comienzo 0-0. Y mientras los jugadores tomaban camino de los vestuarios, mi padre nos entregó los bocatas y los refrescos, para que mi hermano y yo diéramos buena cuenta de ellos.
La segunda parte comenzó con una UD, dispuesta a ir a por el partido desde el minuto 46 y así en el minuto 52 por medio de Narciso se adelantaba en el marcador (1-0).
Autor del 1-0.
El Madrid se vino de forma descarada arriba y después de hacer algún que otro cambio, anotó el empate en el min. 64 por medio de Cholo, en un descarado fuera de juego. Seis minutos después se pondrían por delante en el marcador, nuevamente mediante Cholo y después de una jugada muy polémica con la señalización de un penalti en contra del equipo canario, dejarían casi sentenciado el partido con el 1-3 marcado por Butragueño. Mentiría si dijese que recuerdo la jugada, hace casi 27 años. Pero jamás olvidaré el estadio completo cantando el famoso: ¡ Así, así, así gana el Madrid !
¡ Así, así, así gana el Madrid ! Pocos equipos en el mundo tienen una frase hecha por sus constantes regalos arbitrales. Quedaban apenas 12 minutos más el descuento para acabar el partido y la gente... ¡ comenzó a marcharse del estadio ! no por el juego del equipo, sino en protesta de la actuación arbitral. Con el 1-2 yo si confiaba en poder empatar o incluso ganar, pero con el 1-3 parecía ya todo definitivo. Lo que esperaban los espectadores en dicho momento era ver a un equipo canario abatido, sin fe, dando el partido por perdido. Nada más lejos de la realidad, en un alarde de orgullo y casta, los jugadores amarillos se fueron a por el partido, ya no había nada que perder y así 5 minutos después el chileno Contreras marcaba el 2-3.
Coke Contreras.
Era increíble, faltaban 8 minutos y si mirabas a los rostros de los que estaban a mi lado, veías que creían firmemente en la remontada. Mi padre saltaba como un loco, hasta que segundos después a un hombre le dio un desmayo, con lo cual entre mi padre y otros señores intentaban reanimarlo. Y de repente ¡ GOOOOOOOOL ! Santis marcaba el empate a 3 en el minuto 88.
Santis autor del tercer gol de Las Palmas.
El estadio iba a estallar, se había conseguido lo más difícil, equilibrar el partido en diez minutos. Mi padre por supuesto no vio el gol, y yo seguía alucinando con el ambiente del graderío y con las caras de la gente, aún querían más. Y se podía. Vaya que si se podía. Tres minutos después y de forma extraña, (no porque no fuese penalti, sino por pitárselo al Madrid en ese minuto), el árbitro señala la pena máxima. El encargado de tirarlo el especialista del equipo Coke Contreras, pero no andaba fino y había fallado alguno anteriormente. Toma carrerilla, golpea el esférico y... ¡ GOOOOOOOOOOOOL ! ¡GOOOOOOOOOOOL ! Todo el estadio era un clamor: ¡ PÍO, PÍO ! ¡ PÍO, PÍO ! el grito de guerra de la afición canaria. El Madrid había besado la lona en el último asalto. El equipo canario terminó llevándose la victoria porque cuando no daban un duro por ellos...se lo dejaron todo en el campo.
Mi padre al final no vio los últimos dos goles, ajeno a lo que pasaba en el terreno de juego se centró en la salud de aquel pobre hombre, ya le relataríamos mi hermano y yo con pelos y señales como sucedieron los hechos. Mientras disfrutábamos de la fiesta solo me venía una cosa a la cabeza...toda esa gente que se había marchado del estadio con el 1-3, se habían perdido posiblemente el partido más emocionante de la historia del club. Esta noche cuando vieran las noticias o como muy tarde, al día siguiente cuando compraran el periódico, maldecirían por el resto de sus vidas tal desastrosa decisión.
7 integrantes de esa noche fantástica e histórica.
Esa temporada el equipo terminaría 13º en la liga, con 9 victorias, 9 empates y 16 derrotas en los 34 partidos disputados. Poco a poco van desmantelando el equipo, Juanito se marcha al REAL ZARAGOZA, Sergio Marrero volaría a la capital de España para jugar en el ATLETICO DE MADRID, Narciso ficharía por el SPORTING DE GIJÓN. Dos temporadas después descenderían a la división de plata, perdiendo el último partido en casa, precisamente con...el Betis.
Y por último y como curiosidad sobre dicho partido, mi padre, mi hermano y yo nos quedamos hasta última hora. Esperamos a que los jugadores salieran del estadio, los jugadores salían por una puerta lateral y se encontraban con la propia afición y recuerdo que un grupo cogieron a Contreras, lo subieron a hombros y lo llevaron subido hasta el bar de la esquina donde entraron con él. Era una noche especial y había que celebrarlo de una forma especial.
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